Un día me encontraba sentada en el lobby de un importante hotel y mirando al suelo noté una maravillosa alfombra. No pude aguantar la curiosidad y pregunté de donde provenía. Me dijeron que venía de un lugar mágico llamado Estambul (Turquía) y que este era el lugar ideal para encontrar las mejores alfombras del planeta. Entonces me decidí a averiguar un poco más.
Estambul es llamada “La ciudad mundial del deseo”, y sin lugar a dudas es así. Este lugar tiene 10 millones de habitantes. En el pasado tenía otros nombres, se llamó Bizancio, Constantinopla e Islambol. En su época fue el punto de reunión de muchas culturas del Viejo Mundo.
Esta ciudad se encuentra dividida por el estrecho del Bósforo, el punto en donde se unen Asia y Europa. Y era un antiguo cruce obligado que unía a los diferentes mercados de la región.
La parte vieja de la ciudad está rodeada de una muralla que fue realizada en la época romana, lugar donde es normal encontrar hoteles pequeños y colinas, cada una de las cuales se encuentra coronada con una mezquita. Este lugar fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO.
Además de las mezquitas, el lugar tiene el Palacio de Topkapi, en donde habitaron los sultanos otomanos. Este palacio tiene tribunales, un harén, tesoros, jardines en las terrazas y varias cocinas. Para recorrerlo podrás contratar un guía, ya que dentro es fácil perderte.
Siguiendo el camino, y aproximándonos cada vez más al objetivo nuestro, las alfombras, no podemos dejar de hablar del Gran Bazar. El lugar parece austero, su entrada es de mármol y cuenta con un muro de piedra. Al ingresar se pueden ver más de 3000 tiendas. Todos compran, venden y regatean en forma continua.
En este lugar podrás encontrar gran variedad de alfombras. Ahora sí llegamos a donde queríamos. Y luego de esta gran introducción empezaremos hablar de ellas, las alfombras (o tapetes).
La mayoría de las alfombras cuentan con motivos decorativos abstractos porque la ley islámica no permite representar a las personas y a la mayoría de los animales. El diseño de cada alfombra tiene su propia gama de colores y su propia personalidad. Las alfombras lucen colores muy vivos y en muchos casos sus diseños parecen imitaciones de caleidoscopios plasmados en hilos. Las hay muy refinadas y las hay para un uso más práctico. Las alfombras más finas se encuentran pensadas para la nobleza o para los miembros de la alta sociedad.
Las alfombras que duran más fueron confeccionadas en algodón y se emplearon en su fabricación tintes naturales, ya que con el paso del tiempo se deterioran menos que los de origen químico.
En un principio las alfombras eran usadas como un excelente aislante térmico, ya que la mayoría de los pastores habitaban en tiendas de campaña. Las tribus idearon sus diseños y con el paso del tiempo, la creación de las alfombras se convirtió en un verdadero arte, además de ser un negocio sumamente rentable.
Las alfombras empezaron a exportarse a Occidente entre los siglos XVI y XVII siendo Turquía su principal paso. Era la época victoriana cuando las alfombras de Asia Central se hicieron más conocidas entre la clase media. Para el siglo XX se llegaron a vender alfombras que sus precios superaban los miles de millones de dólares, aunque no lo creas.
En definitiva, el valor de una alfombra varía con su tamaño el número de nudos y la cantidad de seda. Para realizar un trabajo se necesitan por lo menos 5 meses, cada centímetro cuadrado de alfombra tiene 20 nudos pequeños y apretados, lo que hace que la alfombra sea realmente durable.
Ahora, con todo lo que averigüé, me enteré los secretos de un lugar increíble, la próxima vez que tenga que cambiar la alfombra de casa ya sé de donde provienen las más lindas y famosas del mundo.
Para más datos podes consultar en la revista National Geographic , Palacio de Topkapi , Ministerio de Turismo Turco
Imagen: voyagesphotosmanu.com , elobservadorglobal.com