Elegida por los ciclistas del mundo para pedalear y paladear sus caminos, Mallorca ofrece rutas cuidadosamente forjadas para paseos exquisitos entre campos, montañas, mar y sol.
Las calas, la piedra grandiosa, el campo infinito vestido de amapolas, el transparente mar turquesa que reluce una gran variedad de playas; son los responsables de que, gran cantidad de viajantes del mundo, pasen, y se queden, en Mallorca, como el sol, con el sol..
La isla ofrece también, un costado más urbano, sin perder ni belleza, ni esplendor. Verde, verdísima en su paseo marítimo -cita obligada de inmensos cruceros, paisaje imperdible para la vista- se alza la ciudad de Palma de Mallorca.
Su casco antiguo encantador, pleno de historia y vida, donde el buen gusto del presente restaura y resalta la belleza arquitectónica del pasado, conservando la complicidad de sus laberínticas y angostísimas calles que, revelan sus más viejos secretos. Allí, también, muy alto y grandiosa la catedral, un paseo imperdible para dejarse quedar, contemplar, conmover…
Fuente de la imagen: alpharooms.com
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