Un paseo de vistazo por la costa mediterránea europea.

Si empezamos un paseo imaginario desde los Dardanelos hasta Gibraltar comenzaremos viajando por Grecia, un país marino por excelencia, donde cada paso que des, te lleva a un grano de historia. Antes de tocar la península, el viajero vislumbrará una variedad de islas: Corfú, Miconos, Lesbos, Milo (donde se halló la famosa Venus, hoy expuesta en el museo del Louvre), Rodas y tantas otras, de pueblos encalados y de pescadores sobre el azul mediterráneo. 

Fachada del Partenón en Grecia
Fachada del Partenón en Grecia

Creta, la mayor, es en si misma una civilización. País de reyes de leyenda, tiene en los restos del palacio de Cnosos, con su laberinto de Dédalo y la puerta de los leones, muestras de lo avanzado y refinado de esta cultura. En la península veremos a Atenas, la gran cuidad de marmol del Peloponeso, lugar para pasear, caminar, tomar el sol junto a ruinas imperecederas: la Acrópolis, que domina la ciudad, y, en su cúspide, el Partenón de Fidias; templos y museos como el Nacional, que abarca colecciones de toda la historia griega, desde el Neolítico hasta la época romana. 

En el Pireo, los restaurantes y las tabernas típicas merecerán una visita para probar el vino resinoso. Dionisos enseñó al hombre griego a cultivar la vid y a hacer el vino. La Iliada y la Odisea están plagadas de referencias al néctar de los dioses. 

Corinto, la de las uvas pasas, se constituye en la bisagra del Peloponeso, aquí se condensa Grecia y donde será inexcusable visitar Esparta y Olympia. 

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