Estancia Dos Talas, Argentina

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Cercana de la ciudad de Dolores se levanta la casa principal de Dos Talas, sorprendente castillo en medio de la pampa. Recuerdos e historias de hombres ilustres hacen de esta estancia una atracción cultural, capaz de enaltecer bucólicos días.
Especial atención merecen los árboles del parque, cuentan la leyenda que el propietario original había contratado a Don Pedro Luro para arbolar 200 hectáreas de las 7.500 que tenia el establecimiento. A un precio determinado por árbol. Aparentemente, al cabo de cinco años los árboles plantados superaban el valor de la estancia. El anónimo deudor se negó a materializar el pago y juicio, mediante, Luro acabó por convertirse en el nuevo dueño.

Don Pedro era un vasco francés nacido en 1820. Visionario y promotor del desarrollo nacional, en tiempos en que la provincia de Buenos Aires sufría el atraso del aislamiento, Luro fue pionero también de la ciudad de Mar del Plata. Ni pestes, indiadas, sequías o inundaciones lo amedrentaron a la hora de colonizar, sembrar y comerciar al sur de la provincia de Buenos Aires, desde la boca del Salado hasta la del Colorado.

En Dos Talas, Don Pedro mandó construir una casa de dos plantas en la que vivió con su madre y donde nacieron seis de sus 14 hijos. Once vivían hacia 1888, cuando Luro redacto su testamento. Pero sólo una, Agustina, heredó la finca, era la octava y la primera nacida en este solar.

Casada con Francisco Sansinena, industrial, dueño de los frigoríficos La Negra, Agustina prosiguió con la obra iniciada por su padre, con ímpetu y rigor. “Los peones deberán estar en su trabajo a la salida del sol, habiendo antes desayunado con mate o en todo el año se les darán tres galletas diarias”, son fragmentos del reglamento firmado por su puño y letra.
Aun conociendo la historia del parque original, Agustina consideró que Dos Talas no podía faltar en la lista de jardines diseñado por el prestigioso paisajista Charles Thays. Texturas y verdes discontinuos aparecen entre las avenidas de árboles (con una variedad de más de 5 especies). Rosedales, plátanos, castaños, ligustros, estatuas y lago artificial.

En 1893, fue el turno de la resistencia. El castillo de dos plantas con reminiscencias franco-italianas y escalinatas asimétricas en el frente, fue construido con inspiración belle époque. Allí, donde hoy se hospedan los turistas, se abrieron en 1910 los salones de la esplendorosa mansión para agasajar a la Infante Isabel de Bordón con motivo del Centenario.
Doña Agustina y don Francisco fueron padres de cuatro mujeres: Elena, Maria Esther, Julieta y Lía. En 1914, al morir Julieta en Francia, su madre levanto una capilla en un extremo del parque, replica de la de Nuestra Señora de Passy, en donde sepultaron a su hija.

Hoy, la conducción de Dos Talas está en manos de Luis y Sara Elizalde, quienes mantienen con sudor y esfuerzo el patrimonio heredado de su tatarabuelo. Luis es nieto de Elena Sansinena de Elizalde, quien hizo de Dos Talas, la Villa Ocampo de Dolores (y mantuvo con Victoria una estrecha amistad). Fue creadora de la Fundación Amigos del Arte y promotora de innumerables presentaciones, eventos y actividades. Por eso, los retratos de Federico García Lorca y Ramón Ortega y Gasset, entre otros, saludan calidamente a los huéspedes desde portarretratos y escritorios.

En el parque, caminatas o paseos en coche de caballos acompañan la visita guiada a corrales, tambo, caballerizas, galpón de esquila y huerta como así también al Museo de Pedro Luro que conserva el busto de Ricardo Güiraldes, el escritorio, retratos y otros recuerdos del prócer familiar.

Félix Luna tras una visita a la estadía, dedicó unas emotivas líneas a Sara: “esas viejas estancias argentinas, que la estupidez de algunos ve como expresiones de riqueza y snobismo, son en realidad el futuro de trabajos duros y constantes, y cuando los descendientes de los fundadores las valorizan tal como Ud. Lo hace, se convierte en elemento del patrimonio común de los argentinos”.

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